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¡Se ha ganado el gobierno, los poderes siguen incólumes y los retos desafiantes!

Recordaremos la tarde-noche del 19 de junio con alegría, con euforia y satisfacción plena; normal y natural luego de doscientos años de un pueblo luchar de distintas formas por vivir mejor y recibir a cambio torturas, golpes, asesinatos, encarcelamientos y desapariciones.

Al pueblo colombiano le tocó vivir y soportar la violencia y la guerra de liberales y conservadores, la de las guerrillas, los paramilitares, la de las fuerzas armadas y represivas; en fin, una constante de movilizaciones, paros y marchas de protestas reivindicativas, hasta cuando nos decidimos aunar voluntades y lanzarnos a la conquista del gobierno por la vía electoral y civilizada. Lo hicimos en contravía del Uribismo, el narco-paramilitarismo, las violentas fuerzas oscuras, la rancia oligarquía concentradora de la riqueza, las transnacionales y contra el gobierno de Iván Duque, no fue fácil, hasta la semana del día electoral continuaron los asesinatos de los líderes sociales y populares y la detención de numerosos jóvenes de la primera línea, las calumnias y descalificaciones de toda índole.

Este acumulado histórico de lucha y resistencia se manifestó el domingo 19 de junio y por ello el júbilo popular y ciudadano, porque ahora nace una esperanza, conocemos el talante del presidente Gustavo Petro y el empuje de la vicepresidenta Francia Márquez (con ella suben al gobierno los siempre ninguneados y racializados, hombres y mujeres afrocolombianos). Entendemos la alegría, el entusiasmo y los festejos - un mecanismo de escape ante tantos años de sufrimientos y tristezas-, pero debemos entender que si lo transcurrido ha sido difícil, lo que sigue no será fácil, el camino estará lleno de obstáculos, en tanto y por cuanto la oposición de las derechas y el empresariado retardatario que aún no ha entendido lo que nos proponemos en el gobierno del presidente Gustavo Petro, se apalancará como palo en la rueda. Pero de igual forma, que el paramilitarismo y los violentos siguen indemnes y sin mayor control por parte del actual Estado.

En razón de lo anterior es que si bien estamos felices y la euforia nos brota por los poros, no se requieren triunfalismos, posiciones arbitrarias, dogmáticas o sectarias, por el contrario, iniciar a tender puentes de unidad, concordia y reconciliación para lograr una sola Colombia por cuanto a partir del 7 de agosto comienza la gran hazaña: trabajar para materializar y ver hasta donde se puede llegar con los CAMBIOS prometidos al pueblo que los llevó a la Casa de Nariño. Y esos proyectos de cambio, en primer lugar pasan por consensuar acuerdos amplios en el Congreso de la República (Senado y Cámara); pero también definir unas prioridades a empujar y materializar en los cuatro años:

1. Rescatar como experiencias positivas de estas campañas la necesidad de rediseñar la estrategia de la acción política, cívica, popular, gremial y sindical en el accionar de la virtualidad de las redes sociales, disputar ese escenario e incidir a través de estos medios con nuestras tesis, mensajes, propuestas y convocatorias programáticas.

2. Instalar en el escenario de la agenda pública nacional y regional la igualdad con sostenibilidad; el Estado Social y Democrático de Derecho, su desarrollo y materialización lo cual pasa por lograr el acuerdo nacional lo más grande posible y una campaña de socialización pedagógica, sensibilización y comprensión de los contenidos de la Constitución Política Nacional, en el entendido que Colombia es un país de regiones, pluriétnico, pluricultural y laico.

3. La igualdad de género, las transformaciones de los sujetos y las subjetividades.

4. La salud y la seguridad social excluirla del mercado, reivindicándola como derecho y trabajando un modelo de salud público global.

5. Construcción de una agenda común y lucha por organizar un nuevo modelo productivo del país: de respeto al medio ambiente, de revolución industrial, tecnológica, agropecuario y las manufacturas, de desarrollo del campo (Rescatar apartes de la Ley 135 de 1961, tierras, vías, insumos, créditos blandos, seguros de cosechas y comercialización).

6. Acelerar el desarrollo y materialización de la agenda de paz concertada y ello requiere rescatar la esencia del significado de lo que concierne la PAZ, (Cumplimiento de la Resolución 2532 del 1 de julio de 2020 del Consejo de Seguridad de la ONU).

7. La lucha contra el cambio climático, la lucha sanitaria, la económica.

8. Construir y aprobar una ley de transformación tributaria equitativa, progresiva y eficiente, que contemple herramientas y medidas efectivas para combatir, sancionar y erradicar la evasión y la elusión.

9. Presentación de la propuesta de una renta básica de emergencia, que integre de una vez por todas los proyectos vigentes de Familias en Acción, Jóvenes en Acción, Colombia Mayor, Ingreso Solidario y devolución del IVA.

10. Revisión y adecuación de una reforma política y del sistema electoral colombiano.

11. Trabajar una regulación democrática del teletrabajo, la economía colaborativa, la educación virtual, el comercio electrónico y el empleo de las plataformas, en la vía de impulsar políticas y proyectos de empleo.

12. Una Reforma a la Policía Nacional y las FFAA lo cual, además de pasar por el traslado de la Policía del Ministerio de Defensa al Ministerio del Interior -aspecto legal-, también aborde el asunto de la formación, capacitación y el profesionalismo en políticas de DDHH y salarios dignos).

13. Los proyectos para la defensa de la educación pública, administrada y financiada por el Estado, la reforma al Sistema General de Participaciones -SGP-, el desarrollo e implementación del preescolar de tres grados, la revisión y adecuación positiva bajo el principio de progresividad de las leyes reglamentarias sobre educación pública, salud y seguridad en el trabajo, lo prestacional, autonomía, libertad de cátedra, el rescate de la pedagogía, la didáctica y el rol de las Escuelas Normales y las Facultades de Educación; así mismo, la reforma de la Ley 30 de 1992 de Educación Superior, etc.

Finalmente, en el entendido que no somos mayoría en el congreso, estamos obligados a organizar alianzas en torno a temas puntuales, a sabiendas que el Uribismo y demás opositores -aunque en crisis- no están derrotados ni van a arriar sus banderas y por el contrario tratarán de reorganizarse a partir de algunas zonas geográficas e instituciones bastiones, para afrontar en mejores condiciones la coyuntura electoral de octubre de 2023.

Un ejemplo claro de lo anterior fue la respuesta del señor Fiscal Barbosa ante la petición del presidente electo de la liberación de los jóvenes de la primera línea, detenidos a raíz de las protestas, éste de inmediato se agazapó en la figura de la separación de poderes, difundió por los medios que si el presidente electo quiere la liberación de los que han delinquido, debe pedirle al Congreso que cambie la ley, no al Ministerio Público. Ya nos podemos imaginar la disputa institucional para frenar las propuestas y proyectos de ley que presente el gobierno del presidente electo.

A la par que se fraguan acuerdos y consensos para aprobar los proyectos del CAMBIO, corresponde -ahora con más razón-, seguir potenciando y fortaleciendo organizativa y políticamente el proyecto del PACTO HISTORICO en los ámbitos local, regional, distrital, departamental, nacional e internacional; de igual forma, una vez se finiquite la posesión del presidente el próximo 7 de agosto, atender y trabajar lo atinente a las elecciones regionales de octubre de 2023 y, definitiva y trascendentemente lo que corresponde a mantener el estado de alerta y prestos a la movilización y la lucha callejera pacífica que respalde a nuestro gobierno y sus proyectos y propuestas de cambio.